Es una fiesta organizada en honor al macho cabrío en algún socavón de roca alejado del poblado. En ella se sirven exquisitos manjares y bebidas y se baila y canta hasta la primera luz del amanecer. En la Salamanca se encuentran brujas, almas condenadas, y demonios de los infiernos. En Tucumán se han encontrado Salamancas en las localidades de Las Cejas, Monteros, Tafí (Salamanca del Siambón) y en otros lugares no tan conocidos (Valles Calchaquíes). Se dice que a la Salamanca pueden ingresar todos aquellos que deseen hacer un pacto con el Diablo o adorarlo. Al ingresar al socavón se debe besar los cuartos traseros de un carnero y luego entregarse a la orgía. Terrible destino el de los paisanos que, vagando por el campo y embriagados tuvieron la mala idea de burlarsde de la Salamanca.Como al morir no tienen sombra , son enterrados boca abajo. Cuando las copas se cargaban de noche cerrada y los vapores de ginebra le algodonaban los pensamientos, Martiniano acortaba el camino al rancho siguiendo la picada del monte de espinillos para bajar a la vera del río,desde alli solo le restaba`pasar por la garganta humeda y maloliente del socavon de la barranca para poder trepar finalmente por el campo de violetas, alcanzando el camino del Maipu.El caballo conocia el camino de memoria y como tantas veces,acarreaba el cuerpo reblandecido de su dueño, del boliche al rancho, sin necesidad de que las riendas lo guiaran. Esa noche, la crecida del rio estaba haciendo estragos en la costa y el arenal de la playa se habia vuelto una llanura ondulante de camalotes y juncos.El trote se tranformo en chapaleo, pero aun asi la bestia, guiada por el instinto, siguio su acostumbrado derrotero. Tal vez haya sido la borrachera, tal vez el constante susurrar de tanta agua indecente, o tal vez el destino, el que hizo que Martiniano decidiera detenerse frente al socavon para eliminar efluvios y aliviar su vejiga. NI bien bajo el primer pié sintió un cosquilleo inmoral que le subio hasta la altura de la rodilla y no pudo mas que dejar escapar una maldicion -Me cago en Dios!- El siseo de la yarara se mezclo con el relincho del tordillo que huyo en medio de las sombras mientras el paisano se internaba en la cueva buscando un lugar seco donde pisar. Escupio una y otra vez tratando de lubricar su boca reseca mientras intentaba desgarrar la tela de la bombacha con la punta de su facon. finalmente desenrosco la faja de su cintura y se quito la prenda mojada, echandole una mirada a su pierna a la luz de la luna. Dos gotas de sangra renegrida se engordaban lentamente sobre su piel azulina, mientras un dolor agudo comenzaba a subirle por el vientre. sintio un calambre y penso en descansar antes de volver sobre sus pasos a pedir ayuda. Habran sido solo tres o cuatro pasos cuando la incandecencia de una brasa le indico que aun estaban vivos los restos de un fogon. Removio las cenizas y con un leve soplido la llama volvio a surgir de los recoldos. Alli alimento el fuego, se quito la camisa y la acomodo sobre el piso para recostarse; Sintio satisfaccion al comprobar que el calor atenuaba los escalofrios que por momentos le producian los puntazon en sus sienes. Con cierta dificultad, tanteo entre sus ropas hasta encontara la tabaquera y la chala, y , deteniendo deteniendo sus movimientos en cada estertor, comenzo a liar. Mayusculo fue el susto cuando delante de sus narices una mano froto la yema del indice con la del pulgar y una llama azulada broto entre ellos acercandose al extremo del cigarro. -servite fuego Martiniano- Dijo la voz,y los ojos desorbitados del paisano buscaron el rostro del misterioso Huesudo con la piel blanca como la escarcha,bigote renegrido,las cejas despeinadas sobre dos pupilas ardientes, vestido de negro, y con bordados de oro y plata, se apersonaba el extraño.Si este no era Zupay, el dejaba de llamarse Martiniano de haora en mas. Igual chupo con ganas la primera bocanada de humo y se le antojo deliciosa, casi magica. -tengo habre- balbuceo el paisano. Antes de que pudiera terminar la frase ,el huesudo manoteo una rama que se volvio cordero,crujiente y sabroso en la boca de martiniano.Igual sucedio con el vino que que saboreo con fruicion luego de pasar la mano por un charco de agua podrida. -ahora que estoy en deuda...- dijo Martiniano con un tono de saciedad-tendre que entregarte mi caballo, ya que gurises no tengo. El rostro del extraño denoto que la deuda iba a ser saldada con creces. Martiniano volvioa chupar del gigarro y las volutas azulinas se volvieron el cuerpo de una joven timida y el constante de la marejada se volvio risas y voces que fueron modulando en cancion de placer desenfrenado. -paisano degenerado...- mascullo el huesudo- te gustan las cosas puercas!- Martiniano sintio que sus manos se hundian en montañas de oro mientras hacia suyo el cuerpo de esa virgen, un rictus se adueño de sus labios y cerro los ojos mientras eyaculaba con el ultimo estertor. Fue dos dias despues de esa noche que un baqueano, siguiendo el rastro del tordillo hallado muerto en el Maipú, encontro el cuerpo de Martiniano sin vida. cuentan los que lo vieron que lo enterraron como estaba; desnudo, terriblemente deformado por la hinchazon, con un penetrante olor a azufre y con una sonrisa ladina bajo el bigote. Boca abajo lo pusieron, porque su cuerpo no hacia sombra en la tierra, como el de todos aquellos que han entrado a la Salamanca maldiciendo a Dios, y le han entregado el alma al diablo.
la salamanca
jueves, 12 de noviembre de 2009
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Publicado por
alfredo hernández leyton
en
10:28
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