Esta criatura tendría una apariencia muy similar al de un cuero de vacuno (la piel extendida de un vacuno) de gran tamaño. En el borde de su cuerpo poseería unos apéndices similares a unas garras o espinas filosas como garfios. Sobre un extremo de su cuerpo, en donde se cree estaría la zona que correspondería a su cabeza, sobresaldrían dos apéndices similares a tentáculos que terminarían en un par de ojos desorbitados de un color rojizo.
En el centro de la parte de abajo de su cuerpo, estaría su boca, muy parecida a una enorme ventosa, con la cual podría absorber completamente los fluidos de su presa, hasta dejarla seca y muerta.
Debido a su cuerpo aplanado, algunas personas lo asocian con una criatura semejante a una mantarraya.
Las leyendas cuentan, que estas criaturas estarían habitando en numerosos lagos, lagunas y ríos de los territorios de chile y argentina; y en menor medida en el mar. En aquellos lugares, como el caso del archipielago de chiloe en Chile, se cuenta que atacaría principalmente presas animales y en menor medida a seres humanos y embarcaciones pequeñas.
Su manera de atacar sería más frecuentemente al atardecer, acercándose de manera sigilosa a su presa; que puede estar en la orilla, o bien bebiendo o bañándose en el agua, o dentro de una embarcación. Se dice que luego de estar lo suficientemente cerca, con sus poderes hipnotizaría a su víctima; y posteriormente mediante sus afiladas uñas atraparía a su víctima o a la embarcación y la arrastraría hacia al fondo. Ya en el fondo, envolvería rápidamente a su presa y la mataría por sofocamiento; y ahí la devoraría absorbiéndole completamente la sangre y otros fluidos. Debido a sus características, el Cuero suele ser a veces confundido con el guirivilo.
Protección
Para lograr poder matar a un cuero, se necesitaría la ayuda de una machi experta, la cual con sus habilidades atraería al cuero hacia la orilla. Al tenerlo ya a la vista, lo engañaría arrojándole ramas de calafate. El Cuero, engañado por el poder de la Machi, creería que las ramas serían una posible presa; sin embargo, al atacar y apretar con fuerza las ramas, las espinas de las ramas se enterrarían en su cuerpo y el cuero se desgarraría y sangraría hasta morir su cuerpo material.
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